El origen de la tapa, de queso – Ventorrillo El Chato
Hablar de tapas en España es hablar de la historia y cultura de este increíble país, siendo nuestra gastronomía un referente a nivel mundial. Las tapas han sido, son y serán los entrantes más populares en los inicios de las principales comidas del día.
El histórico Ventorrillo del Chato, está situado en el Istmo entre Cádiz y la Isla de León, San Fernando, abajo en una espectacular imagen aérea. «El largo istmo que sirve para que el continente no tenga la desdicha de estar separado de Cádiz.» (Benito Pérez Galdós)
Una de las teorías sobre el origen de la tapa.
Pero aunque la tapa se haya convertido en seña de identidad de todo el país, lo cierto es que tiene su origen en Cádiz. Existen dos teorías que refuerzan esta idea. La más extendida se remonta hasta el siglo XIX. Según cuenta el historiador gaditano Luis Benítez Carrasco, en 1823 Fernando VII —que se encontraba apresado, pero de una forma demasiado benevolente— solía visitar El Ventorrillo del Chato acompañado del Fraile Manzanilla. Este se encargaba de buscarle al monarca bailarinas que lo entretuviera.
Según explica en su tesis, Fernando VII en una de esas visitas al Chato pidió una copa de jerez. En ese momento se levantó una gran polvareda en la tasca, ya que el viento empezó a soplar. El camarero, para evitar que la arena entrara en el vaso del rey, colocó una loncha de jamón a modo de tapadera. Parece que al monarca le gustó encontrarse algo gratuito sin haberlo pedido, y en la siguiente ronda exigió su tapa.
El Ventorrillo
Típico restaurante gaditano, perteneciente al Grupo «El Faro de Cádiz», que está situado en la Vía Augusta Julia, pegado a la playa de Cortadura.
El Ventorrillo «El Chato» te envuelve nada más entrar con su historia popular. Si bien se puede ir simplemente a degustar un buen vino y una exquisita tapa, merece la pena traspasar la barra para adentrarse en los salones comedores decorados al más puro estilo andaluz, donde la picaresca y el deleite culinario se mezclan para hacerle pasar una velada inolvidable.
«El Chato» le ofrece la posibilidad de comer en sus amplios salones, aparte de sus dos comedores, cuenta con otro en el sótano, ese sótano que nos recuerda a aquel sitio francés, o en un pequeño salón para reuniones más íntimas