Alimentos «fake»: 10 productos que no son lo que parecen
La normativa de etiquetado de alimentos es clara cuando dice que este no debe inducir a error al consumidor. A pesar de esto, las imágenes tan atractivas y los nombres tan imaginativos que aparecen en el empaquetado y que las marcas usan como cebo para llamar nuestra atención, a veces, provoca que acabemos llevándonos a casa alimentos fake, es decir, alimentos que no son lo que parecen.
¿Qué tendríamos que hacer si no queremos que nos pase esto? Muy sencillo: leer atentamente la lista de ingredientes del envoltorio o la etiqueta del alimento. Aunque casi siempre viene en letra pequeña, la información que esta nos aporta sobre qué es en realidad el producto que tenemos entre manos es valiosísima.
Queremos saber leyendo la etiqueta qué es lo qué comemos. ¿Harto de #EtiquetasTrampa? Únete a nuestra campaña y firma para acabar con ellas:
10 ejemplos de alimentos fake
“Carne” que, además de adobada, está aguada
Filetes al ajillo, solomillos a la provenzal o pavo al pimentón son productos que podemos encontrar envasados en los supermercados y cuyas denominaciones, no vamos a negarlo, son llamativas. Y no solo eso, cuando los pruebas, tienen sabores diferentes e, incluso, son jugosos y blanditos. Pero ¿qué son en realidad?
Partamos de la base de que estos productos no son un filete de pollo o pavo o un solomillo de cerdo adobados con especias como los que haríamos en casa. Más bien, son preparados cárnicos a los que se le ha añadido entre 10-25 % de agua, además de algunos aditivos como, por ejemplo, conservantes espesantes, correctores del pH y fibras para retener esa agua, y especias colorantes.
¿Leche y zumo? Sí, pero sobre todo agua
Algunos de estos alimentos fake se venden como bebidas de leche y fruta. Sin embargo, si leemos la lista de ingredientes, vemos que de leche apenas tienen el 10-12 % y de fruta, por el estilo (10-14 %). Esto quiere decir que el sabor que tienen procede principalmente de los azúcares, acidulantes y aromas y, en algunos casos, incluso, edulcorantes.
Mención aparte merecen las referencias que se hacen sobre las vitaminas que supuestamente tienen estos productos, dando la impresión de que son un alimento sano y nutricionalmente interesante. Algo que no es cierto. Por no hablar de su elevado precio: 0,70 – 1,50 euros por litro. Estas bebidas son más caras que la leche y que la mayoría de los zumos.
Antiox y repair, bebidas «milagrosas» a base de agua
Antiox o repair son mensajes que podemos leer en el etiquetado de cierto tipo de bebidas que se venden en formato individual en los supermercados. Pero ¿qué contienen estas botellas o briks? Pues nada más y nada menos que agua, sobre todo, agua.
Las bebidas antiox, como la que vemos en la foto de abajo, suelen ser prácticamente agua y un 16 % de zumo de arándanos, además de llevar una mezcla de otros zumos.
En cuanto a las segundas, un ejemplo sería la bebida repair de Solán de Cabras, estaríamos hablando de productos compuestos por un 92 % de agua, un 0,5 % de granada y otro 0,5 % de uva tinta, sacando su sabor y textura de otros zumos como, por ejemplo, el de manzana y el de algarroba (estos dos últimos ni siquiera se anuncian en la etiqueta, algo paradójico porque son los que mayor presencia tienen).
Por desgracia, al no haberse llevado a cabo en su totalidad el desarrollo de la normativa de alegaciones nutricionales, todavía es podemos ver que algunas marcas usan con total ligereza mensajes como repair y antiox y los vinculan a ingredientes de origen vegetal. Cuando la realidad es que estos productos no son más que agua con un poco de zumo y que, además, resultan caros.
Mamá Gallina y su concepto sui generis de huevos de siempre
Cuando nos topamos con los huevos “de siempre” de Mamá Gallina, lo que pensamos es que la cría de las gallinas se ha hecho de forma tradicional, en el campo, en libertad, con una alimentación a base de cereales…
Sin embargo, no es así. Por normativa, cada huevo debe llevar impreso un código que informe al consumidor del sistema de cría de las gallinas y los de Mamá Gallina llevan el código 3 (criadas en jaula). No es algo malo, pero “de siempre” solo tienen el color: huevos blancos de gallinas blancas.
Pringles: las no patatas fritas
Para mucha gente, Pringles son las patatas fritas por excelencia. No obstante, en la lista de ingredientes, vemos que este producto lleva patatas deshidratadas, aceites vegetales (girasol y maíz), harina de arroz, almidón de trigo, harina de maíz, emulgente (E471), maltodextrina, sal, extracto de levadura, levadura en polvo y colorante (annato).
¿Esto qué quiere decir? Que de patatas fritas (patata, aceite y sal) tienen cero. En definitiva, son un aperitivo a base de patata con forma de patata frita, pero el ingrediente principal de su masa es la patata a secas y no la patata frita.
Delicia con mantequilla: una preposición marca la diferencia
Por su frontal, podríamos pensar que este producto es un tipo de mantequilla, ¿verdad? Pues, en realidad, se trata de una margarina con un toque de mantequilla (esta no llega al 25 % en peso) y cuyos ingredientes principales son el aceite de palma y el aceite de colza (este aparece como nabina). ¡Otro alimento que no es lo que parece!
Aperitivos con verduras y legumbres: ¿sí? ¿dónde?
Los chips vegetales que vemos a continuación se anuncian a bombo y platillo como aperitivos sanos y saludables por el simple hecho de llevar espinacas y lentejas. Sin embargo, si leemos la letra pequeña de su etiquetado, vemos que las espinacas suponen el 2 % y las lentejas, el 32 %. En ningún caso, la verdura o la legumbre es el ingrediente principal.
En la información nutricional del envoltorio vemos que, también, tienen muchas calorías: un 28 % de grasa.
Esto no quiere decir que sean alimentos “malos”, pero tampoco son lo suficientemente saludables como para comerlos a diario (nosotros recomendamos consumirlos de manera muy ocasional) ni tampoco una forma de comer verduras o legumbres.
Bimbo (con rebanada estilo) artesano
La normativa del pan que se aprobó en 2019 establece claramente los criterios para que un pan sea artesano: en su elaboración debe predominar la parte manual sobre la mecánica y tiene que estar hecho por un maestro panadero. Algo que este producto de Bimbo no cumple con total seguridad.
En este caso, la marca se las ha ingeniado y ha puesto en el etiquetado que lo que es artesano es el estilo de la rebanada. Esto no quita que el tamaño de la palabra “artesano” sea mayor que el de la aclaración “rebanada estilo”. Un truco que pensamos que va en contra de la normativa (o, al menos, de su espíritu).
Parece chocolate blanco instantáneo, pero no lo es
Otro producto que podríamos añadir en esta lista de alimentos fake es este chocolate blanco instantáneo de la marca Paladín. ¿Por qué? Porque el chocolate blanco es solo la manteca de cacao y para la preparación de chocolates instantáneos se usa cacao desgrasado, y Paladín Blanco no cumple ninguna de estas condiciones. Lo único que tiene de chocolate blanco instantáneo es el aroma.
Fuente Ocu
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